Todas las pieles acumulan diversos componentes externos que se adhieren y ensucian la superficie cutánea. Resulta indispensable eliminar esta suciedad.

Diariamente y de forma natural, la capa córnea se descama y el sebo segregado por las glándulas sebáceas se acumula en los folículos pilosebáceos. Un exceso de corneocitos (queratinización) promueve la pronunciación de arrugas. Un acúmulo de grasa en los folículos puede provocar la aparición de alteraciones lipídicas indeseables. Además, tanto el acúmulo de corneocitos como de grasa impide la penetración de principios activos.

Aunque se realice una acción limpiadora de la piel de forma diaria, existe una tendencia al acúmulo de esta suciedad, que puede alterar el equilibrio de la epidermis y el de las capas más profundas, e impedir el aprovechamiento de los principios activos que incorporamos con las fórmulas tratantes. Por eso, resulta necesario realizar una limpieza más específica y profunda en tu centro de estética.

Para ello realizaremos una terapia de limpieza y tratamiento personalizado en función de las características y necesidades de cada piel en el momento de la terapia con el fin de recuperar la hidratación, nutrición y mejorar la regeneración y mantenimiento de las funciones de la piel.